Mi hermana se casó hace algún tiempo y me pidió que le hiciera los números
para las mesas. Con los materiales que tenía en casa, pasé varios días haciendo
pruebas diferentes, hasta que encontré el modelo que más me gustó.
Me serví de unas cartulinas nacaradas, algo más gruesas que las habituales,
de color crudo para la base. El paquete de 50 cartulinas me costó algo más de 14€.
Las corté en rectángulos de 15 cm. de alto por 10,50 cm. de ancho.
Les di un aspecto envejecido con una mezcla de dos tintas Distress: scattered
straw y vintage photo. Con ayuda del distress tool apliqué el color vintage
photo por los bordes para oscurecerlos. Con una tijera raspé los bordes de la
cartulina hasta romper un poco el filo y después volví a darle de nuevo con el
mismo color marrón. De esta forma queda como si los bordes se hubiesen quemado.
Con un sello de fondo estilo escritura antigua, le hice el fondo de letras
que se ve en la imagen. Usé una tinta Memento negra. Como el sello de fondo es
alargado y estrecho, para que el dibujo no quedara uniforme al estamparlo
varias veces en la misma hoja, tuve cuidado de no hacerlo coincidir.
Los números los imprimí en una impresora láser. Primero hice varias pruebas hasta
dar con el tamaño correcto. Después hice varios números por página de
cartulina. Recorté los rectángulos. El corte de los laterales lo hice utilizando
el troquel scroll work (on the edge) de Sizzix, que yo usé en la Big Shot.
Volví a envejecer el color de la cartulina con las mismas tintas del fondo, de
nuevo aplicando el color más oscuro en los bordes para resaltar el número sobre
el fondo.
El resto fue simplemente pegar cada número sobre su fondo. La empresa de
catering puso los pies que veis en la imagen. Creo que el resultado no quedó
mal para ser un DIY. Pude poner mi granito de arena en la boda de mi hermanita
querida y la decoración de las mesas quedó más personal que con números de catering
normales. Al final esto era de lo que se trataba.
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